domingo, 14 de noviembre de 2010

El Cascanueces

Es un ballet en dos actos y tres escenas con música de Piotr Ilich Tchaikovski, compuesto entre los años 1891 y 1892. El argumento se basa en la obra El cascanueces y el rey de los ratones, de Alejandro Dumas (padre), que es una adaptación del cuento de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann.
La coreografía pertenece a Marius Petipa, la cual le fue encargado por el director de los Teatros Imperiales, Iván Vsevolozhski en 1891). A la fecha, El cascanueces se ha convertido en el más popular de todas las obras clásicas representadas en el mes navideño.

Primer acto:
Es la noche de Navidad y la familia Stahlbaum celebra con una gran fiesta en su casa al lado de sus hijos Clara y Fritz, sus amigos y el Dr. Drosselmeyer (padrino de Clara) quien prepara un acto de magia y títeres donde los muñecos parecen cobrar vida. Clara está fascinada con su padrino y más aún cuando éste le regala un lindo muñeco cascanueces, Fritz está celoso del regalo de su hermana y lo rompe, pero Drosselmeyer con sus artes de magia lo arregla.
La fiesta llega a su fin y los invitados se marchan, pero Clara quiere ver su querido muñeco y se duerme en el sillón con él. De pronto aparecen pequeños ratones liderados por su rey y le arrebatan el muñeco a Clara que está aterrorizada. Se desencadena una batalla entre los ratones y el Cascanueces. El rey ratón es derrotado gracias a la ayuda de Clara. Ella y el Cascanueces, convertido en príncipe salen a recorrer el País de las Nieves donde bailan los copos y su reina.

Segundo acto:
En el Reino de los Dulces, el hada Confite espera la llegada del Príncipe Cascanueces y Clara. Se ofrece un magnífico espectáculo donde los cortesanos bailan danza española, china, rusa, árabe y también hay muñecos de mazapán y flores para coronar la fiesta.
Clara y su príncipe Cascanueces bailan un hermoso pas de deux y los cortesanos del reino se unen a ellos. Luego todo empieza a desvanecerse como en un sueño y Clara despierta nuevamente en la sala de su casa al lado de su adorado muñeco Cascanueces.
Todo había sido un dulce y maravilloso sueño.

domingo, 7 de noviembre de 2010

El lago de los cisnes

Es el primero de los tres ballets que escribió el compositor ruso Piotr Tchaikovski (1840-1893). Su primera presentación tuvo lugar en el Teatro Bolshói de Moscú con la coreografía de Julius Reisinger en 1877. No fue muy aceptado en su momento. Sin embargo, el 15 de enero de 1895, con la nueva coreografía de Marius Petipa y de Lev Ivanov esta obra logró un gran éxito en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo. Marius Petipa se encargó del primer y tercer acto (en el castillo) y Lev Ivanov del segundo y cuarto acto (en el lago).


Primero acto
El príncipe Sigfrido celebra su cumpleaños con sus amigos en los jardines del castillo. La reina, su madre, aparece y le recuerda que ya es adulto y debe casarse. Para ello le ha preparado una gran fiesta para que escoja una esposa, pues en la fiesta estarán invitadas las jóvenes más bellas y nobles del reino. Esto causa una gran melancolía en Sigfrido. Sus amigos, al verlo apesadumbrado, deciden llevarlo de cacería al bosque para que se reanime.
Segundo acto
Sigfrido y sus amigos llegan al bosque y de pronto descubren que el lago estaba encantado, que de sus aguas comienzan a salir unos cisnes que se van convirtiendo en jóvenes hermosas. Los amigos del príncipe se aterrorizan y huyen. Sigfrido trata de salvarse y apunta con su ballesta hacia las jóvenes cuando aparece la reina-cisne Odette para defenderlas. Él, impresionado por ella, trata de retenerla y ella le rechaza, pues todas ellas pertenecen al malvado mago Rothbart, quien las hechizo para ser cisnes de día y humanas solamente en las noches y solo podría romper tal maleficio quien le jure amor eterno. Muy enamorado, Sigfrido jura entregar su vida para despozarla, pero aparece Rothbart, quien desesperadamente hace que las jóvenes vuelvan a convertidas en cisnes, para evitar que el joven rompa el hechizo. Mientras Odette se aleja, el príncipe le pide que asista al baile que se realizará en el castillo a la noche siguiente.
Tercero acto
Se celebra la fiesta en el castillo y Sigfrido tendrá que elegir esposa. Entra la reina madre y su hijo al gran salón e inmediatamente se comienzo el festejo. Se presentan muchas jóvenes casaderas frente al príncipe, sin embargo él piensa en Odette, se niega a escoger esposa y su madre se enfada con él. En ese momento se anuncia la llegada de un noble desconocido y su hija, es el barón Rothbart que llega a la fiesta con su hija Odile. El príncipe, hechizado por el mago, cree ver a su amada en Odile. Él la escoge como su esposa y le jura amor eterno. Rothbart se descubre y muestra a Odette a lo lejos. Sigfrido se da cuenta del engaño y corre desesperado hacia el lago.
Cuarto acto
A las orillas del lago las jóvenes-cisne esperan tristemente la llegada de Odette. Ella llorando desesperada, les cuenta los terribles acontecimientos de la fiesta en el castillo. Aparece Sigfrido y le implora su perdón. Rothbart, muy iracundo, reclama el regreso de los cisnes. Esta vez, Sigfrido y Odette luchan contra él, pero todo es en vano, el maleficio no puede ser deshecho. De pronto, los dos enamorados se lanzan al lago y Rothbart muere a consecuencia de ese sacrificio de amor. Se ve aparecer sobre el lago los espíritus de Odette y Sigfrido, ya juntos para siempre. Mientras los otros cisnes son liberados del maleficio.

Existen otras versiones para el final del cuarto acto. En algunas, Odette y Sigfrido luchan por su amor y rompen el hechizo matando a Rothbart y pudiendo así vivir juntos.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Giselle

Es un ballet en dos actos con música de Adolphe Adam, coreografía de Jules Perrot y Jean Coralli y libreto de Théophile Gautier y Jules-Henri Vernoy, basado en la obra De l'Allemagne (1835) de Heinrich Heine. La variación de Giselle del primer acto no es original de Adam, fue incorporada posteriormente y se cree que su autor fue Leon Minkus.

Primer acto
En una aldea de la Renania medieval, Hilarion, guarda de caza, ama a Giselle y tiembla de celos por Loys, bajo cuyos mentidos andrajos de pueblerino se encuentra el duque Albrecht. Aparece éste para encontrarse con Giselle tras haber ocultado su espada en el bosque y alejado a su escudero. La joven sale de casa y acepta el tierno galanteo de Loys, que jura amarla para confortarla de la negativa de una margarita que ella había deshojado. Hilarion declara más tarde su amor a Giselle, pero ella lo rechaza y éste jura venganza.

Dan comienzo las fiestas campesinas de la vendimia, a las que Giselle se une con entusiasmo no sin el temor de su madre, pues desde niña había tenido una salud muy débil. Mientras esta danza tiene lugar, su madre cuenta cómo jóvenes muertas durante aquellas danzas se convierten en Willis, blancos fantasmas que vagan por los bosques al claro de la luna. Se interrumpen las fiestas para acoger al príncipe de Curlandia y a su hija Bathilde, que llegan de regreso de una cacería con su séquito. Giselle danza para la princesa, que le da un collar y vuelve a partir con los suyos, reanudándose la fiesta campesina. Al llegar Albrecht, Hilarion lo desenmascara mostrando la espada que ha encontrado escondida en el bosque, y llama de nuevo con el sonido del cuerno a los nobles cazadores y a la princesa Bathilde, prometida de Albrecht. Éste, con fingida desenvoltura y justificándose como simple deseoso de distracción entre las danzas campesinas, toma a Bathilde del brazo y se la lleva, sin cuidarse de Giselle. Giselle, al comprender el engaño, cae en la locura y delira inciando pasos de danza entre los consternados presentes, para finalmente atravesarse con la espada y morir en brazos de su madre ante un Albrecht atónito y desesperado.

Segundo acto
A medianoche, en los proximidades de la tumba de Giselle, se entrevé a Hilarion que pasa entre los árboles que lo rodean. Aparece entonces Myrtha, reina de las Willis, quien evoca a su corte de fantasmas femeninos para recoger, danzando, a su nueva compañera, Giselle, que tras inclinarse ante la reina, se une a la espectral danza que mantienen sus compañeras. Se oyen unos pasos y las Willis se desvanecen: es Albrecht, que viene a esparcir lirios sobre la tumba de la muchacha demasiado tarde amada. Después de un momento, se le aparece la imagen de Giselle, y él, alucinando, la sigue por entre los árboles. Entra Hilarion y es rodeado inmediatamente por las Willis, que lo impelen hasta la muerte tras una danza loca. Al retorno de Albrecht, Myrtha lo condena a sufrir la misma suerte que habían sufrido todos aquellos que caen bajo el poder de las Willis, pero Giselle lo protege junto a la cruz implorando en vano a la gélida reina. Condenado a bailar hasta el extremo, Giselle lo sostiene con amor desesperado hasta que las primeras luces del alba imponen la retirada de los espectros. Giselle sigue, al fin, a sus compañeras hacia el reino de las sombras, tras haber encaminado a su amado hacia la luz y la vida.

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